Obtener grandes ventas no es difícil… ¡Es dificilísimo! No dejes que te digan lo contrario; generalmente, muchos lo hacen para venderte cosas que raramente necesitas. Bueno; venden. De eso se trata, después de todo.
Se tiende a creer que el sitio web de una empresa es, ipso facto, una página de ventas. Pues no. Una página de ventas digna de llamarse así tiene sus características peculiares. Se compone de un conjunto de atribuciones que no podremos soslayar si queremos vender.
Vamos a ello
Lo primero es definir que producto queremos vender. No todas las páginas pueden ni deben ser iguales. ¿Haces productos que quieres comercializar, o quieres vender productos de alguien más? Son casos muy distintos. Puede que tengas algún libro que hayas escrito y quieres venderlo; o que tengas una fábrica de cierto producto que reclama ser vendido. Se entiende que son casos incomparables.
También si se trata de vender productos de otros y ganar comisiones por ello, en cuyo caso no tendríamos que preocuparnos por crear ningún producto, especialmente si es digital. Y tampoco tendríamos que preocuparnos por el envío (lo malo de esto último es que no podemos personalizar el producto final, y lo que nos ganaremos no es comparable a lo que ganaríamos si fuese nuestro, pero eso es otro tema).
Luego de definir esto, pasamos a lo elemental: Elegir un nombre de dominio y el hosting. El primero debe ser corto, agradable y fácilmente recordable. No importa lo que hayas hecho antes con otros sitios web. Aquí hablamos de uno específico para vender. No pensamos en “Misión, visión, valores”, ni en “Quienes somos” o en los testimonios de clientes (bueno, eso es optativo…) Aquí tenemos que ir al hueso, a convertir, a llevar los leads a la categoría de clientes.
Lo indispensable
Una buena página de ventas en Internet debe estar diseñada para vender un producto o servicio específico. Y hecha por especialistas. Debe ser clara, concisa y fácil de navegar. Según la guía de Semrush, una página de ventas debe estar creada única y exclusivamente para vender el producto o servicio, sin distracciones ni menús. Tiene que proporcionar información precisa, respondiendo todas las dudas y objeciones del cliente en pocas palabras.
Es importante que la página de ventas muestre los beneficios y soluciones que aportará al posible cliente de forma clara y fácil de entender. La página puede tener un copywriting más largo, con varios títulos y subtítulos y la sección de “Preguntas frecuentes”. Y con uno o varios botones de compra. Debe hablar el mismo lenguaje del comprador y estar diseñada para invitar al visitante a la acción. También es relevante que la página tenga una buena UX (experiencia de usuario) para que el comprador se sienta cómodo navegando por ella. Esto debe estar en manos de especialistas calificados, seleccionados con dedicación.
Por eso decimos que una página de ventas es el lugar donde hablar de las ventajas y beneficios de tu producto o servicio, además del problema que solucionas. Y concretar ventas. No es para hablar de nuestra historia o de lo que deseamos para el futuro. Eso va en otros lugares.
La estructura esencial es:
1. Título.
2. Subtítulo.
3. Storytelling (¡Breve!)
4. Beneficios.
5. Testimonios. (Opcionales)
6. Contacto.
7. FAQs.
8. Llamada a la acción (¡Lo más importante! Mejor más de una)
9. Botones de acceso a la pasarela de pagos que hayamos elegido, y los links para aceptar medios como tarjetas de crédito, entre otros.
Y con eso ya casi estamos. El resto lo pondrá tu entusiasmo y la atención en seguir escrupulosamente las interacciones de tu público con la página de ventas que has creado, e iterar en ella todo lo que sea necesario. No quedará grabada en piedra ni mucho menos. Como todo lo que nace y se desarrolla en el mundo digital, debe evolucionar permanentemente. Pero, manteniendo siempre esa estructura, es recomendable refrescarla con una frecuencia no mayor a los seis meses.
