En tiempos de licuación de paradigmas (no ya de cambios), no es posible aplicar viejos métodos para ejecutar las nuevas tareas. Han cambiado el “qué” y el “cómo”, particularmente en cuando al trabajo en y con tecnologías digitales; en tanto son revolucionariamente novedosas, no es posible encararlas con una mentalidad “del siglo pasado”. Literalmente.
En este contexto, y desde pocos años atrás, aparece el concepto de “DevOps”, toda una cultura y conjunto de prácticas que busca la colaboración y comunicación efectiva entre los equipos de desarrollo de software (Dev) y operación de sistemas (Ops). Su objetivo fundamental, como el de otras tecnologías de vanguardia, es acortar el ciclo de desarrollo de software y mejorar su calidad, optimizando procesos y aumentando la eficiencia.
Principios y Prácticas
Los principios clave de DevOps son la automatización, la colaboración y la medición. La automatización se utiliza para agilizar los procesos repetitivos, la colaboración se fomenta entre los equipos de desarrollo y operaciones, y la medición se emplea para evaluar y mejorar continuamente el rendimiento del software y los procesos. Sus prácticas más comunes incluyen la integración continua (CI), la entrega continua (CD), la automatización de la infraestructura, la monitorización continua y la retroalimentación constante.
Como se verá, esta verdadera “filosofía” de trabajo de ninguna manera se desentiende del producto que manufacturó una vez que lo entrega; incluye principios asimilables al “servicio pos venta” de los productos industriales físicos, algo mayormente ausente antes en la industria del software.
Ventajas
- Mayor calidad del software: al aplicar técnicas como la integración continua, la entrega continua, el control de versiones, las pruebas automatizadas y el monitoreo constante, se reduce el número de defectos y se facilita la detección y solución de problemas.
- Mayor velocidad de entrega: al automatizar y optimizar los procesos, se acorta el ciclo de vida del software y se puede entregar valor al cliente más rápido y con mayor frecuencia.
- Mayor eficiencia: eliminando las tareas repetitivas y manuales, se ahorra tiempo y recursos, se mejora el rendimiento y la productividad del equipo.
- Mayor satisfacción del cliente: al ofrecer un software más funcional, seguro y actualizado, se aumenta la confianza y la fidelidad del cliente.
- Mayor satisfacción del equipo: al trabajar en un ambiente más colaborativo, flexible y creativo, mejora el clima laboral y la motivación del equipo.
Sin embargo, DevOps también tiene algunos desafíos y desventajas a considerar. Entre ellas:
- Mayor complejidad: integrando diferentes roles, herramientas y procesos, se aumenta la dificultad y el riesgo al gestionar el proyecto.
- Mayor resistencia al cambio: al romper con las formas tradicionales de trabajo, se puede generar rechazo o cierta incomodidad entre los empleados o los clientes que están acostumbrados a otro modelo.
- Mayor inversión inicial: al adoptar DevOps, se requiere invertir en capacitación, infraestructura y herramientas adecuadas para el equipo.
- Al trabajar en un entorno más interconectado, se puede generar mayor vulnerabilidad ante posibles fallos o ataques externos.
Implementar DevOps en una empresa pequeña puede ser un desafío, pero también una oportunidad. Para esto, debemos tener en cuenta que es necesario:
- Definir una visión y una estrategia claras para el proyecto, que alineen las expectativas y los objetivos del equipo y del cliente.
- Elegir las herramientas y las plataformas adecuadas para el proyecto, que faciliten la integración, la automatización y el monitoreo de las tareas.
- Capacitar y motivar al equipo para que adopte las prácticas de DevOps, como la integración continua, la entrega continua, el control de versiones, las pruebas automatizadas y el feedback constante.
- Medir y evaluar los resultados del proyecto, usando indicadores como la calidad del software, el tiempo de entrega, la satisfacción del cliente y la satisfacción del equipo.
En conclusión, DevOps es una tendencia en programación que ofrece muchos beneficios para el desarrollo de software, pero que también implica algunos retos y desafíos. Por eso, es importante evaluar si es adecuado para cada proyecto, teniendo en cuenta sus características, objetivos y recursos disponibles. Aun con esos desafíos iniciales, muchas organizaciones encuentran que las ventajas en términos de velocidad, calidad y colaboración justifican la transición hacia esta metodología.