“Estamos siendo afectados por una nueva enfermedad de la que algunos sectores pueden no haber escuchado el nombre todavía, pero de la que escucharán mucho en los años por venir, y ésta es el DESEMPLEO TECNOLÓGICO”
(John Maynard Keynes – 1930)
Si, ya en 1930 uno de los padres de la economía moderna advertía sobre lo que hoy tenemos ante nuestras narices.
De hecho, según un estudio del INTAL (Laboratorio de investigaciones sociales dependiente del BID –Banco Interamericano de Desarrollo), en Estados Unidos hay un 47% de empleos en riesgo de ser reemplazados por robots (o más precisamente: sistemas digitales automatizados) y en países como argentina esa cifra trepa al 65%, con picos que superan el 74% en actividades como el turismo y la agroindustria.
Los estudios que analizan la posible pérdida de empleos por automatización inteligente coinciden que será mayor en los trabajadores con menor cualificación. Los conocimientos, competencias y habilidades que hoy requieren muchas ocupaciones y actividades no serán los mismos que se requieran dentro de muy pocos años, y más que nunca será imprescindible la formación a lo largo de toda la existencia para que la vida laboral no se vea drásticamente truncada.
¡Hasta los “lenguajes” de programación que se estudian hoy en los primeros años de la carrera de Ingeniería en sistemas casi no serán utilizados por los estudiantes cuando egresen, ya que habrá otros más evolucionados!
¿Qué hacer?
Muchos analistas indican que para afrontar con garantías la automatización inteligente, sea para ser capaces de incorporarla o para paliar sus efectos negativos en el empleo, debemos intensificar la formación STEM de los jóvenes. Es un acrónimo derivado de las iniciales (en inglés) de:
- ciencias
- tecnologías
- ingenierías
- matemáticas
No negaremos la importancia de esta formación entre los que serán profesionales en un futuro próximo. Pero los mismos informes señalan hay otros STEMs que también debe ser considerados: los que hacen referencia a las competencias sociales:
- empatía
- trabajo en equipo
- interculturalidad
Competencias técnicas relativas a las TICs (Tecnologías de la Información) por supuesto, pero sumándoles las que facilitan el ejercicio de la dirección, la toma de decisiones y la expresión oral y escrita, entre otras. Y no olvidemos las cualidades “ejecutivas”:
- liderazgo
- actitud emprendedora
- capacidad de autogestión
Y tengamos presentes las competencias mentales-psicológicas:
- persistencia
- resiliencia
- autoconocimiento
Este cúmulo de cualidades será cada vez más importante para realizar las actividades que tardarán más tiempo en atender las máquinas. Incluso los más aptos en el primer STEM necesitarán desarrollar los otros para hacer bien su trabajo… o simplemente para tenerlo.
En nuestros países, el fracaso o la demora en adoptar la automatización inteligente conllevarían una enorme pérdida de competitividad para la región. Pensar que una forma de evitar los efectos nocivos de la automatización inteligente (o “Robotización”) es “blindarse” ante la penetración de las tecnologías digitales en el mercado laboral es como cerrar los ojos ante el ataque de un león hambriento.
Ahora bien:
Para prepararse con vistas a ese futuro tan parecido al presente, hace falta un cambio de foco en la educación superior (para empezar) que pase de los títulos de grado que se obtienen una vez en la vida y luego se usufructúan de modo vitalicio, a la educación continua.
Estudios realizados en USA y Reino Unido muestran un déficit significativo en inversiones de nuevas oportunidades creativas para una fuerza de trabajo que se ve desplazada aceleradamente por la automatización y que en general no está suficientemente preparada para el nuevo mercado laboral, pudiendo afirmarse que (en cuanto a Latinoamérica) todo lo que pueda ser peor que en los países centrales, lo será.
Harán falta instituciones como las universitarias pero mucho más ágiles, que puedan cerrar esta brecha, brindando educación pedagógicamente sólida, permanentemente actualizada y mejor estructurada a individuos que están en transición, complementada por nuevas redes profesionales y acceso a más oportunidades para empezar a transitar nuevas carreras con más naturalidad, dotando a los trabajadores de otra identidad laboral, reconstruyendo la autoestima para permitirles una transición digna y eficaz.
(FUENTES: Intal/BID – Universidad de New York y la OIT, (Organización Internacional del Trabajo)